El estupendo escritor Carlos Herrera –autor de libros importantes como Morgana, Blanco y negro, Crónicas del argonauta ciego, sólo por nombrar algunos–, nos vuelve a sorprender gratamente con Claridad tan obscura (Peisa, 2011), novela que mezcla el género histórico con la ciencia ficción: el protagonista es un hombre que vive en un mundo apocalíptico y que emprende la escritura de una novela sobre Antonio Ruiz de Montoya.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

¿Cómo surge la novela?

Yo tengo un hermano jesuita que alguna vez me contó la historia de Antonio Ruiz de Montoya. Y la tenía en algún lado del cerebro, cuando un día leí un artículo periodístico sobre el mismo tiempo. Y me pareció interesante. Aunque nunca he hecho novela histórica. Por otro lado, a pocos meses de dejar Quito (estuvo como diplomático en Ecuador), había el peligro de la erupción del volcán Pichincha, y eso creaba una especie de ambiente pre apocalíptico. Y había prevenciones, alarmas. Todo un ambiente que me inspiró algunas líneas, que están al comienzo del libro, en realidad. Pero eran dos proyectos separados, digamos.

¿Cómo los unifica?

Cuando comencé a escribir la historia sobre Ruiz de Montoya, creo que comencé a sentir la necesidad de un balance, que es permanente en mi obra, creo. Y se me ocurrió mezclar ambas cosas.

El protagonista se encuentra en un mundo apocalíptico y escribe un diario personal. Pero paralelamente escribe una novela sobre Antonio Ruiz de Montoya. Y en su diario personal, donde describe su situación actual también hay momentos de reflexión sobre Ruiz de Montoya y sobre el proceso de escritura de esa novela.

Claro, al mismo tiempo son tres o más novelas. Hay la novela sobre Ruiz de Montoya, que puede ser tomada como un producto aparte. Está el tema del narrador en este mundo apocalíptico, con su propio rollo. Hay los puentes que se tienden entre ambas realidades. De la gente que la ha leído, algunos prefieren una vertiente que otra. Y hay total libertad de hacerlo. Es más, yo estimularía si la gente se siente incómoda con una parte. Pero mi idea es que sea una unidad.

¿Cómo fue el proceso de escritura de Claridad tan obscura?

Fue un proceso largo. De hecho ha sido la novela que más tiempo me ha tomado. Y hubo mucho trabajo de pulimento. Hace tres años tenía una primera versión de la novela. La parte propiamente histórica ha ameritado una investigación, comenzando con la lectura de la obra de Ruiz de Montoya, que no es de fácil acceso.

¿Qué tanto de la investigación quedó en la novela?

Evidentemente lo que está en el libro es la mínima parte de la riqueza de la vida y obra de este hombre, bajo la edición del autor. Hay mucha arbitrariedad, por ejemplo, en los diálogos que establece Ruiz de Montoya con Tayaoba. Pero me parece que son verosímiles. En todo caso, he tratado de respetar los hechos en consecuencia con la historia y con lo que escribía Ruiz de Montoya.

El personaje sobrevive en este mundo apocalíptico con tres personajes: un psicoanalista, un sacerdote y una astróloga…

Tres maneras de entender el mundo. Son arquetipos y es, evidentemente, un juego literario. Claro, esas situaciones no se dan en la vida real, o se dan poco. Y por eso, quizás, también surgió de la nada ese alguien que llega en un momento de la novela; no estaba previsto y se coló. Pero quizás era para romper este sistema.

El libro tiene elementos del género histórico y de ciencia ficción.

Siempre me ha gustado abolir los géneros. Lo que me gustaría es que ambas partes funcionasen y que el libro en su conjunto funcione.

Para terminar, cambiando un poco de tema: ¿cuando escribía Blanco y negro tuvo en mente escribir la novela Gris?

No. En un encuentro de jóvenes escritores españoles y peruanos, Juan Bonilla no llegó a venir pero mandó un texto muy bonito sobre Blanco y negro. Y allí hablaba de cómo éste personaje sembraba una suerte de afecto y lo lamentable de que había muerto. Extrañaba a Ulises García. Y me di cuenta que yo también lo extrañaba. Y el otro origen de Gris es que alguien me comentó que mis personajes femeninos en todas mis novelas y cuentos tenían un componente débil. Me propuse hacer un personaje femenino fuerte, para equilibrar las cosas.