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Escritor peruano Rafael Dumett. (Foto:CMS).

Entrevista a Rafael Dumett

Publicado: 2012-03-16

Rafael Dumett, reconocido dramaturgo peruano –autor de la celebrada obra Números reales– explora ahora los predios de la narrativa con El espía del inca (lamula publicaciones, 2012), una novela histórica que relata el intento de rescate de Atahualpa en manos de los españoles, durante la conquista. Se trata de una novela de largo aliento que, además, se convierte en la primera en ser publicada originalmente en formato digital –ya a la venta a través de Amazon.com–. Radicado desde hace varios años en San Francisco, EEUU, Dumett se encuentra por estos días de paso por el Perú.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

–¿Cómo surge El espía del inca?

El espía del inca surge a partir de mi necesidad de entretenerme, de alguna manera, después de haber terminado un guión que había escrito para una cineasta. Una cineasta que era mi esposa por ese entonces, con la cual teníamos una complicidad creativa muy grande. Había terminado de escribir el guión de su película. Y mientras esperábamos a que se hiciera la producción, busqué alguna cosa para entretenerme y pensé en escribir una novela. Empecé con la idea de un diario de actor completamente falso, a la manera de la construcción del personaje de Konstantín Stanislavski, que es este libro que usualmente los actores leen para poder aprender métodos de actuación. Se trata justamente de un diario de un actor durante el tiempo de ensayos de una obra de teatro. Y a mí no sé por qué se me metió en la cabeza que la obra que iban a hacer era histórica. Y no había en el teatro peruano una obra que me satisfaciera. Entonces, me dije voy a escribir esta obra histórica para esta novela. Entonces, yo tenía la idea de un profesor que había dicho: “No entiendo porque nadie ha utilizado personajes históricos como Felipillo, por ejemplo”. Y empecé investigando sobre la vida de Felipillo; después encontré otros personajes interesantes como Martinillo. Y de pronto esta idea que iba a ser una obra de teatro se convirtió en cinco obras de teatro. Y finalmente abandoné la idea del diario del actor. Y dije: voy a hacer una pentalogía, cinco obras de teatro que comparten personajes. Pero luego me dije: esto es irreal; habría más de cien personajes en escena, cien actores. Era el año 2000 y por un tema de racismo posiblemente a nadie le iba a interesar hacer una obra de este tipo. Bueno, lo más práctico era hacer una novela. Y empecé a armarla. Ya sabía que tenía que ver con el asesinato de Atahualpa, pero buscaba un enfoque, y lo encontré con este espía chanca…

–¿Por qué decides que sea chanca?   

Porque, por un lado, pienso que Ayacucho ha sido un lugar muy importante. El inicio del imperio incaico comienza con la derrota de los chancas. Además, mi familia es de Ayacucho, por parte de madre y padre. Pero además de eso, siempre he pensado que Ayacucho es un lugar caliente, que tiene una presencia muy importante en el Perú y en América Latina. Por ejemplo, los huari (wari). Como te decía, la caída de los chancas marcó el inicio del imperio incaico, la batalla de Ayacucho marcó la independencia. Y las únicas personas que se levantaron contra los chilenos cuando hubo la invasión fueron los etnocaceristas, la milicia Andrés Avelino Cáceres. Entonces, de alguna manera sentía que si el espía era de allí le daba una perspectiva especial.

–¿Se trata de una novela que tiene del género policial?

No diría policial, sino que es una novela de espionaje. Como te dije, el personaje principal es un espía. Y me pareció el género apropiado en vista de las características del proyecto. De lo que se trata es de un intento de liberación de Atahualpa. Entonces, a partir de eso, hay un general que se llama Cusi Yupanqui, cuya existencia ha sido mencionada en los manuscritos de Juan de Betanzos. Este general opera en coordinación con el espía que se infiltra en Cajamarca y juntos coordinan para preparar este intento de liberación. El general prepara todo el aspecto militar, y el otro, de la inteligencia, y por otra parte intenta convencer a Atahualpa de dejarse liberar; pues él no quería dejarse liberar, por una serie de razones: una mezcla de curiosidad y miedo. Entonces, el género de espionaje era el más apropiado para esta novela. Y para esto tenía una referencia muy sólida en John Le Carré.

–¿Cuánto te demoró investigar y escribir la novela?

Escribir la novela me demoró diez años. Es una novela de mil páginas. Y me demoré porque quería hacer bien mi tarea. Es decir, que cualquier lector de las zonas involucradas pueda decir: “Este señor conoce, yo le puedo creer lo que dice”. He tratado de ser lo más exhaustivo posible en la investigación. Ellos podrán discrepar de algunas cosas que digo, pero creo que puedo defender, desde el punto de vista histórico, lo que he hecho. He contado con el respaldo de un historiador, especialista en el siglo XVI, y me ha protegido de cualquier tentación de anacronismo.

–La novela es polifónica. ¿Cómo te planteaste la estructura?

Lo que hago es combinar diferentes perspectivas de diferentes personajes. Hay un personaje que ve una acción, y yo necesito la perspectiva de esa persona y la uso. Alternan en la novela seis perspectivas; la principal es la del espía que te mencioné. Y, además, la estructura fundamental de toda la novela es la de un quipu gigante: cada inicio de secuencia tiene una indicación de en qué parte de la cuerda está.


Escrito por

Carlos M. Sotomayor

Escritor y periodista. Ha escrito en diarios y revistas como Expreso, Correo, Dedo medio, Buen salvaje. Enseña en ISIL.


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