Entrevista a Melania Urbina
Melania Urbina ha demostrado ser una actriz de gran versatilidad: ha incursionado con probada destreza en el cine, la televisión y el teatro. Actualmente interpreta a la bella Roxana, en la obra Cyrano de Bergerac (de Edmond Rostand) que dirige Chela de Ferrari en el Teatro La Plaza ISIL.
Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
¿En qué momento adquieres la certeza de que lo tuyo será la actuación?
De chica no tuve la certeza, pero era lo que me apasionaba. Soñaba con ser actriz. Jugaba a ser actriz, jugaba que estaba en una película. Mi diversión mayor era ir al cine, ver películas e imaginarme que estaba dentro de la película. Todo tenía que ver con ser actriz, sólo que no pensaba de una manera consciente que había la posibilidad de hacer de eso un trabajo. Quizás porque en ese momento no sentía que la realidad de mi país me permitía dedicarme a eso. Pero conforme fui creciendo, comencé voluntariamente a meterme a talleres de actuación. A los 17 me metí a mi primer taller de actuación, fuera de los que había seguido en el colegio. Fue como una decisión personal, como algo que yo quería hacer. Y así empecé. Y más a menos a los 18 o 19 años dejo la universidad y decido dedicarme a esto totalmente.
Tú has hecho cine, televisión y teatro. E, incluso, danza-teatro…
Es que yo creo que ese es el sueño de todos los actores ¿no?: hacer de todo. Y he tenido la suerte, y la decisión también, porque uno tiene que acercarse a eso e ir metiéndose poco a poco hasta que lo logras. Lo que me gusta, justamente, de mi trabajo son los cambios: estar todo el tiempo haciendo cosas nuevas, teniendo nuevos retos, aprendiendo a hacer cosas que no sé, poniendo en prácticas otras cosas que sí sé.
¿Qué te da el teatro que no te da el cine?
Bueno, lo que te da el teatro es un montón de oficio, porque tienes que actuar todos los días y entregarte y estar presente y hacer que una historia y un personaje funciones cada día, como si fuese el único, el primero, el último. Es único cada día. Tienes que exigirte llegar a un nivel durante 90 funciones. Eso te da finalmente oficio, oficio de conocerte, de crear un método de trabajo propio. Y el enfrentamiento con el público es muy enriquecedor, te nutre mucho. En cada función el público es distinto. Entonces, entrenas el estar totalmente presente en cada momento. El cine es otra cosa. Te das el tiempo necesario para grabar cada escena, repetirla la cantidad de veces para que salga lo mejor posible. No tienes tanto tiempo para construir ni para trabajar una escena. Y tienes la presión de que lo que hagas va ser lo que va a quedad para siempre y ya no vas a poder modificarlo nunca más. Pero a la vez, después de tu trabajo hay todo un proceso tan largo que puede modificar y mejorar, agrandar, achicar tu trabajo: la música, la edición. Un montón de cosas que no dependen de ti. Eres un elemento. En el teatro también lo eres, pero estás más expuesto y depende más de ti cada momento.
Ahora que mencionas lo del método, ¿tienes uno en particular o cambia de acuerdo al personaje?
No es que tenga un método fijo, inamovible que siempre siga. Cada actor, finalmente, arma su propio método. Usas lo que según vayas trabajando te das cuenta de que funciona. Yo me guío por la intuición. Me trato de agarrar de la primera sensación que me da un personaje cuando lo leo por primera vez. Después, evidentemente hay un trabajo con el director, quien toma las decisiones. Pero el actor tiene que proponer. Y me gusta mucho partir de un trabajo físico para crear un personaje. No sé, no tengo un método fijo, pero de alguna manera entiendo cómo funciono yo.
¿Y cuál fue tu primera impresión de Roxana, el personaje que interpretas en Cyrano de Bergerac?
Una chica encantadora. Yo creo que Roxana es tiene que ser un personaje encantador para generar toda esa fascinación en Cyrano, en Christian y en De Guiche. Una chica muy inteligente, manipuladora en el mejor sentido de la palabra. No es ni mala ni malvada, pero sabe usar sus encantos para conseguir lo que ella quiere. Y saber manejar a cada persona, no es que uso lo mismo para todos. Tiene la agudeza de detectar cómo debe tratar a determinada persona para conseguir lo que quiere.
¿Hay algún personaje que te haya sido más difícil?
Todos los personajes te cuestan. Siempre el que estás haciendo en el momento es el que más te cuesta. Porque el que ya pasó queda en tu baúl de información interna. De alguna manera un personaje tiene que plantearte algún tipo de reto, sino siento que no estás haciendo el mayor esfuerzo. Si un personaje se te hace muy fácil es que quizás no has ido un poquito más allá. Todos los personajes tienen su grado de dificultad, pero a la vez ninguno es imposible. Con empeño yo creo que puedes llegar a hacer cualquier personaje a tu manera.