Entrevista a Miguel Gutiérrez
El reconocido escritor peruano Miguel Gutiérrez ha publicado una nueva novela: Una pasión latina (Alfaguara, 2011). El restautante Estadio, ubicado en la Plaza San Martín, fue el escenario de una grata charla sobre esta nueva entrega y sobre las constantes de su obra narrativa.
Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
–¿Cómo se origina Una pasión latina?
En el caso de Una pasión latina, ésta surge de una historia real: un amigo piurano me llamó, hace ya 10 años, muy cerca de la medianoche para preguntarme sobre alguien a quien los dos conocíamos. “¿Te acuerdas de fulano de tal?”. Sí, le dije, qué es de él. “Bueno, lee El comercio, la sección internacional”. Al día siguiente fui a El Comercio, yo vivía muy cerca en ese tiempo, y, efectivamente, en la página internacional había una noticia que decía que un sujeto de nacionalidad peruana había asesinado y descuartizado a su esposa, una gringa en los Estados Unidos. Yo conocí a esa persona, pero había dejado de verla hacía más de treinta años. Mira, te pueden contar muchas historias que tú puedes creer que son novelables. Pero no vas y las escribes. Sólo lo haces de aquellas que te conmueven de manera especial. Y esta historia truculenta me interesó sobre todo por la condición del victimario. Y conociendo la situación del victimario me di cuenta que este drama giraba en torno al problema de lo que yo he llamado, siguiendo a Peter Elmore, “la condición mestiza”: los avatares, los dramas, las contradicciones, los horrores que te produce el hecho de ser mestizo. Me di cuenta que allí tenía una novela.
–¿Y cómo se planteó la escritura de esa novela, en términos de forma?
Claro, me puse entonces a pensar en la forma de escribir esa novela. El año pasado, mientras escribía mi anterior novela, se me presentó cómo debía escribir ésta. Y la escribí muy rápido, en cuatro o cinco meses. Hay muchas posibilidades para contar una historia, pero tú sabes que solamente una es la adecuada, la correcta. Y no encontraba esa forma. Pero por otro lado, yo tenía hace años la idea de escribir una novela con elementos del policial, del thriller, pero no encontraba el argumento. Pero yo quería un policial que no sea gratuito, que no sólo sea el retrato de un crimen que se soluciona al final, sino que en esta historia policial estuvieran todos los problemas que conforman mi narrativa. Entonces me dije, sí así debía escribirla, debe ser un thriller, pero uno atípico, transgresor, con elementos un poco paródicos.
–¿Cuál sería esa diferencia?
En mi novela el problema no es descubrir un enigma, en el caso del asesino, porque desde el primer capítulo sabemos quién es el asesino. Entonces, cuál sería la tensión: las motivaciones que llevaron a este hombre a ejecutar tremendo asesinato, tan irracional, tan inexplicable. Entonces, tomé el policial con algunos elementos de la novela negra, pero incorporando todos los problemas propios de mi narrativa.
–En la novela está presenta el tema de la identidad. Advertimos en la infancia del protagonista la problemática de la relación con su padre, por ejemplo…
Claro. Este hijo no reconocido por su padre, descubre un día la belleza de las mujeres blancas. Y se crea una especia de fijación en él: lo blanco como símbolo de la belleza. Primero encuentra a la mujer de su padre y desde entonces ya no tiene ojos más que sólo para blancas. Y él ansía tener algún día una mujer blanca. Vilchez es un mestizo cholo, prieto pero alto, pues tenía algunos rasgos de su padre. Y ese deseo de salir de esa condición lo lleva a casarse con una mujer blanca peruana. Pero más adelante le va a decir que es una blanca falsificada, cuando se pelean. Hasta que se encuentra con Karen Spiegel, y se da cuenta que es la mujer que lo ha estado esperando en una parte del planeta. Entonces, vive su romance turbulento. Entonces, este hombre es como si quisiera huir de su linaje, de su propia piel. Y muchos después descubre que no le gustan las mujeres blancas, cuando conoce a Charo Méndez. Y redescubre el color mestizo.
–¿Cómo ubicaría esta novela dentro de su novelística?
Cuando me cuentan esta historia, me di cuenta que era una historia que yo la podía novelar porque tenía los elementos de mi novelística. En realidad, los problemas que tiene este personaje son los problemas que tienen los Villar. Es lo que se llama “la condición mestiza”. Entonces, es como si fuera el remate, la culminación de esa problemática que comencé a explorar incluso desde El viejo saurio se retira: el racismo.