Entrevista a Ricardo Silva-Santisteban
A Ricardo Silva-Santisteban no sólo se le agradece por los versos que habitan Terra incognita, libro que reúne su obra poética. La gratitud también apunta hacia su encomiable labor de editor. A través de la colección El manantial oculto (publicada por la PUPC), Silva-Santisteban ha facilitado que muchos diligentes lectores puedan acceder a autores importantes pero poco difundidos o libros de autores consagrados inubicables en cualquier librería limeña. Ahora, un nuevo reto asoma en el horizonte: el nacimiento de una nueva colección denominada El Bosque Sagrado, esta vez bajo la iniciativa y el auspicio del Rectorado de la Universidad Ricardo Palma. Así, el primer volumen en aparecer ha sido Génesis, traducido del hebreo por Casiodoro de Reina e ilustrado con las xilografías de Paul Nash, cuenta, además, con un interesante e ilustrativo prólogo de Salomón Lerner Febres. A este título se añaden los dos tomos de Tragedias de Esquilo, traducido por Leopoldo López Alvarez y Juan R. Salas, también acompañados de hermosas ilustraciones. El estudio preliminar en este caso ha sido realizado por Enrique François.
Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
–La nueva colección, El Bosque Sagrado, se inaugura con el libro Génesis. No se trata de mera casualidad, ¿verdad?
El Génesis es una de las grandes historias de la humanidad y una de las más famosas historias de la creación. Como se trataba de comenzar una nueva colección, a mí se me ocurrió que su título también podía ser simbólico del nacimiento de la nueva colección. Por otro lado, estaban los grabados hermosísimos de Paul Nash, que acompañan a esta historia. Esta fue la forma como se me ocurrió comenzar con esta nueva colección: una historia poética y religiosa muy famosa. No hay quien no conozca el relato de la creación del universo en seis días.
–Tu labor de editor ha llenado un vacío dejado por las editoriales comerciales.
Lo que ha ocurrido con la mayor parte de las editoriales es que lo que les interesa es poder vender libros para ganar dinero. Por eso buscan títulos que sean vendibles. ¿Cuál es el género literario que más se vende? Sin lugar a dudas, la novela; entonces, las editoriales publican sobre todo novelas. Yo, como creo que todos los géneros deben coexistir, esta colección, El Bosque Sagrado, va a publicar principalmente poesía, pero no va a estar cerrada a los otros géneros. No sólo publicará poesía, sino también narrativa y teatro.
–Además, sueles publicar ediciones bilingües…
Es cierto, cuando la longitud del texto lo permite. Cuando es muy extenso, sólo publicamos el texto en castellano. Cuando el texto original no es tan extenso podemos publicarlo en edición bilingüe. Ese va a ser el caso de dos de los libros por aparecer como La leyenda de San Juan el hospitalario de Gustave Flaubert y Una temporada en el infierno de Arthur Rimbaud, que no son obras extensas. En el caso del libro de Rimbaud tiene el atractivo de venir con el facsimilar de la primera edición. El lector va a tener la primera edición en sus manos acompañado de su traducción castellana.
–Una de tus virtudes es ser muy cuidadoso con las traducciones. ¿Qué criterios básicos manejas al respecto?
En primer lugar, la fidelidad y el estilo en el que está traducido. Como a veces existen muchas traducciones de ciertas obras, tratamos de escoger las mejores. Por ejemplo, para Esquilo había muchas traducciones, mayormente en prosa. Nosotros hemos utilizado, para el primer tomo de sus tragedias completas, las que realizó un escritor colombiano, Leopoldo López Alvarez. Ya nadie se acuerda de él, pero que realizó muchas traducciones, por ejemplo a Homero y a Virgilio completos. En el caso del segundo tomo, hemos usado la versión de otro traductor chileno, Juan R. Salas, que realizó, creo yo, las mejores traducciones que hay de las tragedias. Yo prefiero, como lector de poesía, estas traducciones antiguas estupendas pero olvidadas, a muchas de las modernas.
–Sin embargo, otro aporte de la colección es la apuesta por traductores contemporáneos…
Sí, no sólo buscamos traducciones antiguas o clásicas, sino que alentamos a muchas personas que posean la mística literaria, poética y de traducción a verter obras fundamentales de la poesía universal. Por ejemplo, este libro de Rimbaud que te comentaba, Una temporada en el infierno, ha sido traducido por Miluska Benavides, una ex alumna de la carrera de Traducción de la Universidad Ricardo Palma. Trato, en la medida de lo posible, de alentar tanto a jóvenes como a poetas de cualquier edad a traducir de distintas lenguas.
–En el caso de la poesía debe ser importante en una traducción respetar aspectos como la métrica, por ejemplo.
Claro, eso de respetar el verso en la traducción es algo que con el tiempo se ha ido perdiendo. No sólo se trata de métrica sino sobre todo de ritmo, que es lo que le añade encanto a la poesía. Últimamente, y no sólo en el Perú sino en el mundo, se está optando por esas traducciones que se llaman interlineales: un verso de la lengua original, por una línea en castellano. Así, nos enteramos del sentido pero sin ese atractivo musical que debe tener el poema. Esto es algo que siempre me ha preocupado y he tratado de que los textos escogidos tengan esta virtud: conservar la métrica y el ritmo. Es algo que se puede hacer, lo que pasa es que es más trabajoso y no todos los traductores están dispuestos a realizarlo.
–Quienes te conocemos sabemos de tu afición por las librerías de viejo en donde sueles dar con hallazgos importantes. ¿Cómo nació esta afición?
Desde siempre. Cuando era colegial me paseaba por el centro Lima visitando librerías de nuevo y de viejo. En el jirón Azángaro, por el lado de la Universidad de San Marcos, había cientos de librerías de viejo. Pasaba mi tiempo buscando ediciones antiguas que ya no podían encontrarse. Cada paseo buscando libros era una verdadera aventura. Discurría largas horas con esa emoción inefable que te produce el descubrimiento de un libro apetecido que finalmente encuentras como si fuera un nuevo amigo que ganaste para siempre.
*Esta entrevista se publicó en la revista VOCES.