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“El teatro es el oficio perfecto para descubrirse”

Daniel Alarcón presenta De noche andamos en círculos, su más reciente novela protagonizada por un joven aspirante a actor

Publicado: 2014-05-30

Su historia ya la conocemos: nació en Lima pero desde muy pequeño emigró con su familia a los Estados Unidos. Y si bien, aun hoy, le siguen preguntando el porqué escribe en inglés, Daniel Alarcón ha aprendido a manejarlo con buen humor. De paso por Lima para presentar De noche andamos en círculos (Seix Barral, 2014), su más reciente novela –y me arriesgo a señalar: quizás la más lograda hasta el momento–, Alarcón se sometió a un intenso día de entrevistas, todas pauteadas por su editorial. Así, en la cafetería del Hotel Sonesta, en San Isidro, charlamos precisamente sobre su última entrega.    

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR


¿Cuál es el origen de la novela? ¿Cuál fue el punto de partida?
Sin duda una novela tiene muchos puntos de origen. Quizás uno de los detonantes es una pregunta que me he hecho: cómo hubiera sido mi vida si me hubiera quedado en Lima. Y te lo explico: mis hermanas nacieron en Estados Unidos. Y yo, acá en Lima. Y luego volvimos a Estados Unidos. Pero si nos hubiéramos quedado, mis hermanas hubieran tenido la opción de salir del país, en la época más oscura, en el 88, 89, 90. Y yo no, no tenía los papeles norteamericanos. Era peruano. Entonces, en parte quise crear un retrato de un joven bajo esas mismas condiciones. Y cree a Nelson, quien es el protagonista de esta novela. Pensando en que era una manera de explorar esa pregunta. Y cree una relación entre Nelson y su hermano mayor que está afuera, y que tiene ese acceso que él no tenía. Y que le da a Nelson cierto Confort en algún momento. No importa lo que estoy pasando acá porque en algún momento me voy. Pero por otro lado, le crea una excusa perfecta para no crecer como adulto. Yendo por esa línea es como encontré a Nelson, y luego éste me llevó al resto.
¿Cómo elegiste el título?
El título viene de la frase “de noche andamos en círculos y somos consumidos por el fuego”. Me gustaba la frase y la imagen. Y lo vi en la cárcel, en donde los presos antes de que acabe el día dan vueltas por el patio, en círculos. Es una escena de cotidianidad, un poco triste, de vidas encerradas. Quise hacer alusión a esa imagen.
En la novela el teatro es clave, pues le permite al protagonista, Nelson, descubrirse…

Nelson me llevó hacia el teatro. Acuérdate que es un chico que está ensayando diferentes identidades, diferentes versiones de sí mismo. Y el teatro es el perfecto oficio para alguien que está en esa posición. El perfecto oficio para alguien que está viendo qué tipo de persona va a ser. Para quien se imagina la vida que aún no tiene pero que tendrá en los Estados Unidos. Entonces, el teatro me llevó allí. Y por ese lado, aprendí mucho sobre Nelson, porque lo pude tener en diferentes situaciones de presión.


En la novela se registra el eco de la violencia en los pueblos que visita Nelson con la compañía de teatro Diciembre.
Sí, el eco, pero no es una novela sobre la violencia. Creo que el eco es la palabra correcta. Para mí es una novela sobre el teatro, sobre la juventud, sobre el amor, sobre la cárcel, la criminalidad, la impunidad, la violencia cotidiana. No es necesariamente una novela sobre la violencia política, sobre la guerra y la post guerra. En ese sentido marca diferencia con respecto a mi anterior novela Radio ciudad perdida que sí era una novela sobre la guerra y la post guerra. Siempre me dicen que he escrito una novela sobre la guerra, pero en este caso me sorprende un poco porque es tanto o más una novela sobre lo que significa ser artista, sobre la bohemia de Lima, las ambiciones artísticas de un joven que se está encontrando consigo mismo. Para mí es sobre eso.
Siempre el Perú como escenario…
Sí, hasta ahora.
¿Por qué?
No sé. Quería al comienzo que esta novela viaje un poco. Honestamente creí que en la novela Nelson viajaría a EEUU. Y que iba a ser una novela entre dos hermanos. Y que ellos iban a tener un enfrentamiento o encuentro en Estados Unidos. Pero no salió así. A veces tienes unas ideas sobre la novela que quieres escribir y la novela tiene otras.
¿Cómo estructuraste la novela? Te lo pregunto pues al leerla, y esto lo relaciono con el título, con la idea del círculo, uno tiene la sensación de estar en una suerte de espiral de intensidad.
Era la idea, sí. Uno descubre la historia y descubre la estructura a la vez. Sentí que había muchos nexos entre la historia de Nelson y los demás. Creo que la principal revelación estructural viene con el narrador. Al entender quién es el narrador, quién está narrando esto, muchas cosas se hicieron obvias. Y que ese misterio debía quedar allí hasta un momento en que te salte y te explique. Es decir, cuando las cartas se muestren. Y cómo mantener la tensión hasta ese momento. Ese es el reto narrativo. Y sufrí bastante para lograr mantener esa tensión. Y además para crear una estructura que pudiera apoyar esa directiva.
Decías que aquí tenía más acceso a la ciudad, ¿en qué sentido?
En parte porque en donde estoy allá, donde vivo, no es una ciudad que me fascine. De pronto no he tocado las puertas correctas. Cuando estoy en Lima, principalmente, suelo tener poco tiempo, tres días, dos semanas, a lo mucho seis meses para hacer un proyecto de investigación. Entonces, me aproximo a la tarea de investigar con cierta urgencia. Y tengo que tocar todas las puertas que necesito. Y si tocas puertas, a veces se te abren. En mi caso se han abierto varias puertas interesantes. Y siento que si bien Lima es un texto infinito, imposible de descifrar, creo me he acercado más a la lógica e ilógica de ese texto, más que en otros ciudades.
Finalmente: ¿te siguen preguntando por qué escribes en inglés?
Sí, aunque menos. Quiénes me preguntaban eso: periodistas peruanos, principalmente o latinoamericanos. En parte porque en ese tiempo era el bicho raro. Estaba recién comenzando. Nadie me conocía. Y la gente se sorprendía que hablando un español bueno no escribiera en ese idioma. Luego creo que he explicado la historia tantas veces que creo los periodistas se la saben de memoria. Y ya soy medianamente conocido, en el Perú al menos. Aunque sí, de vez en cuando hay alguien que me lo pregunta.

Escrito por

Carlos M. Sotomayor

Escritor y periodista. Ha escrito en diarios y revistas como Expreso, Correo, Dedo medio, Buen salvaje. Enseña en ISIL.


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