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“Publicamos poesía porque podemos y porque nos gusta”

Juan Pablo Mejía y su apuesta por la lírica a través de su celebrado sello Paracaídas

Publicado: 2014-08-02

Si publicar en el Perú es una tarea complicada, publicar poesía –que dentro del escenario mercantil del libro es lo que menos vende– parece ser una locura. Por suerte existen personas que van a contracorriente. Juan Pablo Mejía es uno de ellos. “Yo soy un fan de la poesía”, me dice, como para dejar en claro el porqué de la apuesta de su sello Paracaídas. Y vaya apuesta. Uno revisa el catálogo de la editorial y advierte por qué empieza a ocupar un espacio importante dentro de la escena editorial. La conjunción de autores jóvenes con muy buena proyección (gracias al ojo acucioso del editor) y autores de probada calidad y reconocimiento (Mario Montalbetti, Mirko Lauer, Abelardo Sánchez León), por un lado. Y, claro, el cuidado extremo que le ponen a cada una de las publicaciones: diseños de tapas de una exquisita sobriedad e impecables acabados de interiores. Juan Pablo dejó por un instante su stand, en la Feria Internacional del Libro (FIL Lima 2014), para una gratísima charla.    

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR | Fotos: CMS


¿Cómo surge Paracaídas editores?
Paracaídas es un proyecto que no surge como una editorial. Paracaídas es una respuesta a una necesidad muy puntual que se nos presentó a mediados del 2006 cuando todavía estábamos en la universidad. Habíamos hecho algunas revistitas muy artesanales. Y en ese momento, uno de los editores de la revista tenía un proyecto de poemario terminado, listo para publicarse. Y empezamos a preguntar el costo de hacer un libro. Nuestra experiencia había sido plaquetera. Y los presupuestos que nos alcanzaron eran, para el bolsillo de un estudiante universitario, inalcanzable. Como teníamos cierta experiencia con la diagramación, y algunas ideas de cómo queríamos que se viera el libro, dijimos: lo hacemos nosotros, por nuestra cuenta. Y esa fue la primera publicación de Paracaídas.
¿Y por qué le pusieron Paracaídas?
Antes de tener una revista que se llamó El jinete de la tortuga quisimos hacer una revista sobre cultura, donde no sólo pudiéramos publicar narrativa o poesía, sino también crónicas, artículos, fotografía. Nosotros nos formamos como comunicadores sociales y queríamos abarcar un espectro más amplio. Y queríamos que se llame Paracaídas. Pero como era un proyecto muy ambicioso no se pudo dar. Y cuando íbamos a sacar el primer libro para no perder el nombre, que a mí me gusta mucho, lo usamos. Paracaídas está tomado de un verso de Arturo Corcuera, que se llama “Fuerza aérea”, y que, si no lo cito mal, dice: “una flor se lanza en pa-ra-caí-das para no lastimarse”. Es un poema que había leído cuando estaba en 4to de secundaria. Y desde esa época me quedó dando vueltas. Solo pensábamos publicar aquel librito, pero cuando lo hicimos, se nos comenzó a acercar mucha gente a decirnos: cómo puedo hacer para publicar en tu editorial. Y la gente empezó a insistir. Y empezamos publicando a nuestros amigos. Y nuestros primeros libros fueron plaqueteros. Poco a poco hemos ido construyendo nuestra identidad gráfica, nuestro expertiz como editores, paso a paso, equivocándonos en algunos casos y recibiendo apoyo de gente que tenía alguna experiencia. Y bueno, experimentando, porque no fue tan sencillo.
Uno de los méritos de Paracaídas es su apuesta por la poesía. ¿Por qué publicar poesía si se dice que, comercialmente, no vende?

Yo creo que sí se consume poesía. Hay mucha gente leyendo poesía, compartiéndola, intercambiando sus libros. Hay un público ávido, no muy grande, es verdad. Nunca me canso de decir que es lamentable que un tiraje de 500 libros no pueda agotarse en al menos dos años. Es lamentable y a la vez ridículo. Pero no lo hacemos para hacer dinero. Lo hacemos porque podemos, porque nos gusta. Porque los autores colaboran con nosotros, porque de alguna forma encontramos la manera de que los libros se publiquen. Y hemos ido llegando a otro tipo de público gracias a la radio bemba. No solo en el Perú, sino también en otros puntos del planeta.

novedades de feria: Wong, Sánchez león, salazar y mermao. (foto: CMS)

¿Cómo es el tema de la financiación?
Esa es la parte dura. Nosotros no financiamos el libro por completo. Le proponemos al autor que cubra lo que cuesta imprimirlo y nosotros nos encargamos de toda la producción del libro, el proceso. Hemos hecho apuestas, sí, en algunos casos. No hemos recuperado nada (risas), porque lo que vendes en presentaciones no es mucho, comparado al costo de lo que significa hacer un libro. Y las librerías, bueno, te pagan cada tres meses. Y vendes muy poco. Yo vendo por fondo, más que por un título. Quizás nuestro autor más vendido sea Abelardo Sánchez León. Pero nos ayudan, hay ciertas facilidades a las que accedemos. Hace poco apareció la fundación por la literatura peruana y seis meses después de su existencia, lanzaron un programa de auspicio para publicar autores peruanos. Postulamos y hemos ganado uno de los premios. Y gracias a ese estímulo económico vamos a poder tener un nuevo libro en el catálogo.
Hablando de eso: el catálogo que está formando Paracaídas es muy bueno. A la apuesta por autores jóvenes le están sumando autores de trayectoria importante como Montalbetti, Lauer, Sánchez León…
Nosotros nos planteamos desde siempre publicar autores jóvenes. Pero si ellos se te acercan y quieren publicar contigo, cómo decirles no. De hecho, gracias a ellos es que la editorial da el gran paso. Antes para nosotros, poner un libro en una librería era todo un problema. Cuando publicamos el libro de Montalbetti, fueron ellas (las librerías) las que nos llamaron: por favor, tráeme 20 ejemplares. Cuando normalmente dejabas dos o tres. Y debo agradecerle a estos autores de haber visto mis libros en algunos puntos de ventas y haberse entusiasmado con la idea de publicar conmigo, con un editor a quien no conocen. Luego, hemos tenido el tino o la suerte de publicar a Christian Briceño, que luego ganó todos los premios. Se posicionó y ayudó a que la editorial también se posesionara. Y otro tema es la falta de difusión de las publicaciones.
Con la aparición de las llamadas editoriales independientes hubo una especia de boom: el público encontró una alternativa para leer a nuevos autores o a autores que no aparecían en otras editoriales "tradicionales", digamos. ¿Cómo ves ese panorama y cuál sería el siguiente paso?

Soy crítico al respecto. Alpe no funcionó. Ahora, el intento por asociarse se llama EIP (Editoriales Independientes del Perú), y está conformada por 14 editoriales, casi todas de Lima, salvo La travesía que es de Arequipa. Y hemos estado rastreando qué otras editoriales hay. Y hay bastantes. No sé si sea un boom, pero espacialmente se hicieron de esos autores que no encontraban cabida, sobre todo para la poesía o la nueva narrativa, como es el caso de los Cuadernos esenciales de Estruendomudo, que ya es un clásico. No sé cuál sea el siguiente paso. Quizás apuntar a que nuestros libros se puedan vender en otros mercados. Y el único modo de hacerlo es asociándose e interactuando con entidades como la Cámara Peruana del Libro, el Ministerio de cultura. La experiencia de Bogotá (La FILBO) nos da una pista: concretarnos como asociación y tratar de tener injerencia en la ley del libro.

Mejía en su stand de la fil lima 2014. (foto: cms)


Escrito por

Carlos M. Sotomayor

Escritor y periodista. Ha escrito en diarios y revistas como Expreso, Correo, Dedo medio, Buen salvaje. Enseña en ISIL.


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