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“Desde la adolescencia me interesó el tema de la violencia política en Latinoamérica”

Karina Pacheco y El bosque de tu nombre (Ceques editores)

Publicado: 2014-08-07

Karina Pacheco ha escrito una novela intensa. El bosque de tu nombre (Ceques editores, 2013) es una indagación, a través de las coordenadas del relato policial, de una terrible época de violencia política en Guatemala. Precisamente sobre la concepción de esta interesante novela se da esta grata charla con su autora. 

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR | Foto: CMS


¿Cómo se origina El bosque de tu nombre? ¿Y cómo así decides ambientarla en Guatemala?
Desde la adolescencia me interesaron los temas de la Guerra Fría y la violencia política en América Latina. Conocía los casos de Argentina, Chile, El Salvador, Nicaragua, Colombia y por supuesto, lo que venía ocurriendo en el Perú. En los años noventa, mientras iniciaba un postgrado en Estudios Amerindios en España, dos compañeros guatemaltecos me hablaron sobre la violencia que azotaba su país. Me relataron dos casos ilustrativos: uno sobre una ex Miss Guatemala asesinada por la dictadura, y otro sobre cómo su ejército entrenaba a los kaibiles, unos soldados denominados “máquinas de matar”. Me quedé perpleja, porque lo que allí estaba sucediendo, y desde los años 50, en términos numéricos y de espanto, era de unos extremos innombrables. Me decía: ¿cómo es posible que no haya sabido nada de esto? Tal vez allí está la raíz de esta novela. Desde entonces, empecé a prestar atención a las noticias que llegaban de Guatemala y en mi trabajo en España tuve la oportunidad de organizar dos seminarios sobre derechos humanos en América Latina que incluían el caso guatemalteco, algo que me implicó más. Al volver al Perú me adentré en la literatura y mis primeras novelas estuvieron centradas en temas de acá. Pero en 2009 las historias de Guatemala volvieron a retumbar en mi memoria. Quise entonces escribir un cuento que intentara responder a la pregunta de cómo se puede sobrevivir al horror. Al empezar a escribir fluyeron muchas páginas; me di cuenta que aquello iba a ser una novela, que necesitaba investigar más, y mucho más pues se trataba de un país donde no había vivido. Por ello, tras varios años de revisiones, una visita a Guatemala y mayor investigación, a fines de 2013 El bosque de tu nombre estuvo listo.
La novela tiene un corte policial, hay una mujer que ha sido asesinada y a partir de ello se desencadena toda la historia.
Sí, descubrir la historia de esa mujer y tratar de entender por qué su asesinato afectó tanto a su padre, empuja al narrador a sumergirse en la historia de Guatemala. De este modo, la novela tiene muchas referencias históricas, pero la línea del relato es un thriller donde se van dando una y varias vueltas de tuerca, algo que hace que el lector se agarre al libro aunque le implique meterse en mundo de tinieblas.
Por otro lado, la búsqueda del protagonista por descubrir aquel pasado oculto de su padre lo lleva también a conocer más de la historia trágica y violenta de su país.

Como nos sucede a mucha/os, al llegar a una edad adulta, creemos que ya lo sabemos todo, creemos también que conocemos todo lo que debemos conocer de nuestros padres; pero cada uno de ellos puede contener un mundo entero por descubrir, y muchas veces, en aquello de lo que menos se nos ha hablado, pueden estar las claves de quiénes son ellos, y quiénes somos nosotros. El secreto del padre está fuertemente ligado a la violencia en Guatemala; por tanto, para entenderlo, para tratar de reconfigurar su propia vida y sus propias concepciones de lo bueno, lo malo, lo justo o lo injusto, el narrador debe llegar a la historia más amplia del país que formó a su padre y determinó su rumbos (los conocidos y los que habían estado ocultos).

Se trata de una realidad sangrienta que uno puede relacionar muy fácilmente con lo que ocurrió también en nuestro país.
Sin duda el caso guatemalteco me toco profundo por las grandes similitudes que hay con el Perú. Es un país de una diversidad cultural riquísima, de una belleza natural desbordante, con una riqueza arqueológica e histórica deslumbrante; y sin embargo, todo eso convive con tremendas dosis de violencia, racismo y exclusión que afectan fundamentalmente a las poblaciones indígenas y están muy normalizadas por las poblaciones urbanas y mestizas; es decir, para la mayoría de la gente de las ciudades, es normal ejercer el racismo contra quien sea indígena o tenga más rasgos indígenas, y le parece normal que el Estado imponga políticas que excluyen o maltratan a las poblaciones indígenas. Por ello, no es extraño que en ambos países la mayor cantidad de víctimas de la violencia política se cuente entre la población indígena (el 83% en Guatemala, 75% en el Perú). Ahora bien, la manera cómo surgió y se dio la violencia política en Guatemala y Perú nos muestra dos casos muy distintos. En Guatemala la raíz está en un golpe de Estado contra uno de los pocos gobiernos democráticos en 1954, momento a partir del cual se suceden unas dictaduras tras otras, cada vez más despóticas y corruptas, que a veces se maquillaban mediante elecciones donde solo podían participar candidatos militares o sus aliados de la extrema derecha (algunos de esos partidos, en los años 70 y 80, seguían declarándose admiradores de los nazis). Por ello, de las más de 200.000 muertos y desaparecidos causados por la violencia, el 92% fueron víctimas del ejército y los paramilitares guatemaltecos, un 4% de las guerrillas y hay un 4% sin determinar. En el Perú, la violencia fue desatada por Sendero Luminoso, precisamente el día que el país volvía al cauce democrático, y la mayor cantidad de víctimas las provocó este grupo terrorista, aunque la respuesta de las fuerzas armadas también se cobró miles de muertos y fuera particularmente despiadada en las zonas rurales.
¿Cómo decides la estructura final de la novela?
El epílogo lo tuve listo desde el principio y tenía alguna idea de cómo construir el final pero no me convencía del todo. Un día, mientras caminaba por la calle tratando de entender qué pasa por la cabeza de la gente capaz de cometer tantas atrocidades y cuál sería la manera más congruente de responder a sus actos, surgió la idea para ese nuevo final y ya no hubo marcha atrás.
El año pasado ganaste el Premio Luces que otorgan los lectores de El Comercio. No es la primera distinción que recibes. ¿Qué significa para ti como autora este tipo de reconocimientos?
Por un lado significan un gran estímulo para seguir escribiendo y abren el interés de un público mayor hacia la lectura de mis libros. Esto supone una gran alegría, claro. Pero creo que también nos debe impulsar a mantener el rigor y la pasión al momento de escribir; y la humildad para seguir aprendiendo (y eso se hace fundamentalmente leyendo, leyendo, leyendo). Si no, hay el riesgo de creerse lo máximo y perder el ánimo por escribir con garra, con la autoexigencia para escribir lo mejor que seamos capaces de escribir.

Escrito por

Carlos M. Sotomayor

Escritor y periodista. Ha escrito en diarios y revistas como Expreso, Correo, Dedo medio, Buen salvaje. Enseña en ISIL.


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