Escribe CARLOS M. SOTOMAYOR
Señalar a la educación como piedra angular del desarrollo de un país resulta ya una obviedad y, al mismo tiempo, una de aquellas verdades admitidas por todos pero que se quedan allí, en el papel, en las buenas intenciones. Y creo que actor más importante es el maestro. No desde el punto de vista macro desde el que se suele ver por parte del sector ministerial educativo, sino desde las experiencias particulares que luego nos pueden dar mayores luces para soluciones conjuntas.
Félix Anchi Aguado, licenciado en Educación y magister en Antropología, está en esta línea y la desarrolla en su interesante libro El maestro: vida cotidiana dentro y fuera de la escuela y el “otro trabajo” como estrategia de sobrevivencia (Instituto de Pedagogía Popular, 2016). Anchi, utilizando la plataforma teórica de la antropología, realiza un estudio de campo en una escuela estatal del populoso distrito de San Juan de Lurigancho. A través de entrevistas con un número representativo de maestros advierte que muchos maestros, a pesar de tener una fuerte vocación docente, deben buscar “otros trabajos”, pues el solo ingreso docente no alcanza para solventar el presupuesto familiar.
Este enfoque nos permite, como dice Patricia Ames Ramello, “una mirada muy distinta de los maestros y maestras peruanos, y levanta muchos temas de agenda para la investigación que raramente se exploran”. Así vemos que al igual que los policías y los médicos, cuyo trabajo es vital –y como anota Richard Webb, en un artículo en El Comercio–, los maestros deben ingeniárselas para encontrar otra fuente de ingresos complementaria. “Se trata, sin duda, de una práctica no óptima desde el punto de vista de la eficacia, calidad y esfuerzo esperada de los servicios del Estado”, señala con razón Webb en el referido artículo.
Aquí justamente radica el aporte de este libro, en que a través de un acercamiento real a las actividades diarias de los maestros de una escuela pública, nos permite abrigar esperanzas de encontrar posibles soluciones a la crisis educativa. Un libro enriquecedor, sin duda, y una ruta a seguir transitando por todo aquel interesado en que la idea de mejor la educación del país no se quede en solo palabras.
