Ingresar al local de la librería Books & Co de Surco –en el interior del Centro Comercial El Polo– resulta una experiencia libresca diferente, particular. Los libros están organizados en función a los diferentes tipos de lectores. Y esa es, sin duda, una de las claves del éxito que la librería ha logrado. Guillermo Rivas, gerente general de Books & Co, nos cuenta en amena charla cómo así se lanzaron en esta apasionada aventura en torno al libro. 

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR | Fotos: CMS

—¿Por qué aventurarse a abrir una librería en un país en donde el índice de lectura es tan bajo? ¿No es algo quijotesco?

—Estamos todos locos (Risas). Pienso que hay varios mitos sobre el tema y que uno por tanto oírlos se los termina creyendo. Y la verdad es que, luego de trabajar aquí hace 14 años, nos damos cuenta que sí es un país de lectores. El tema es: ¿comparado con qué?, ¿con países que vienen de una bonanza económica desde hace muchos más años? Pero en un país como el nuestro al que le llegó el crecimiento económico un poco más tarde, es de esperar que aún no se esté en ese nivel. La percepción nuestra es que hay una gran cantidad de gente que está esperando poder acceder a los libros. Y muchas veces no está leyendo lo que puede leer porque no están los libros disponibles. Siempre hablamos de esto con la industria. La piratería ha ido disminuyendo, no sólo de la mano con el mayor poder adquisitivo de la gente sino también de una mejor oferta. A veces uno encontraba en una esquina a un tipo con su camioneta 4x4 comprando un libro pirara porque ese título no estaba disponible en librerías. Ahora que ha aumentado radicalmente la cantidad de librerías, aunque aún es poca, la oferta ha hecho que disminuya la piratería.

—Mencionas que hay mitos. ¿El precio de los libros es otro? Hay quienes dicen que son altos.

—Sí, también es un mito. Es algo relativo. Si hablamos de oferta cultural, una entrada al cine cuesta entre 15 y 20 soles; un libro tiene como precio promedio 40 soles. Una película larga me lleva tres horas de entretenimiento. Un libro me lleva mucho más tiempo y además lo puedo prestar a otras personas. El libro dura aproximadamente 70 años, que es cuando se empieza a deteriorar el papel. Entonces digo: el libro es baratísimo. Y tampoco es que los precios de los libros en el Perú sean más altos que en los otros países de la región.

—Por lo que veo buscan establecer con el lector una relación más estrecha, no viéndolo como cliente sino como cómplice en esta pasión por los libros; retoman el concepto del librero tradicional, digamos.

—Absolutamente. Nosotros, a tono con el lenguaje comercial moderno, estamos construyendo una experiencia de compra diferente. Es lo mismo de antes pero con diferentes palabras. Queremos ser libreros en el más tradicional de los sentidos, el de generar esta complicidad con el lector, que tú decías. Nuestra primera preocupación fue que el lugar sea muy agradable, que tuviéramos buena iluminación, que los muebles no se parecieran a los de una biblioteca (por el pre-concepto que hay de que las bibliotecas son lugares aburridos), que hubiera un lugar para sentarse. Nos preocupamos de la música y, aunque te parezca mentira, del olor. Diseñamos un olor agradable determinado, para lo cual compramos unas maquinitas.

—¿A qué tipo de lectores apuntan?

—Eso tiene que ver con qué perfil de librería queríamos. Nos encantan las librerías como El Virrey o Sur, de perfil más intelectual, pero creemos que ya cubre un público. Lo que nosotros queríamos era llegar más al lector medio, al lector de a pie, al que no tiene muchas pretensiones. Leer no es tan complicado y podemos recomendarles libros sin temor a caer en un espectro de entretenimiento. Por ejemplo, tenemos una sección de libros románticos. Libros románticos hay en toda librería. Pero agrupadas bajo ese rótulo, no. A muchos les da tirria, lo ven como de baja categoría literaria. ¿Por qué? Si hay gente que se anima a leer eso, bienvenidos sean. Además, hemos metido allí novelas eróticas. Y la gente se sorprende y nos preguntan ¿esto es romántico? Sí, les decimos, amor tiene y algo más también (risas). Entonces, recibimos a lectores con mucho nivel de lectura y a otros que no lo tienen. No hacemos distinción, tratamos de ser lo más llanos posible.

—¿Cómo trabajan el catálogo de libros que ofrecen en la librería?

—Trabajamos mucho la curaduría del catálogo. Nos sentamos a trabajar mucho con los catálogos. Primero, en tratar de aprovechar todo lo que hay en Perú. Históricamente hemos tenido librerías que han estado más preocupadas en qué se importa. Y eso va en desmedro de las editoriales locales. Nosotros no queremos dedicarnos al producto, a rentabilizar el producto. Queremos dedicarnos al lector y rentabilizarnos por el lector. Es decir, que venga y repita, que lea uno y lea otro más.

—Ya tienen dos locales y por lo que sé próximamente abrirán un nuevo local con cafetería…

—El siguiente paso es la cafetería, que nosotros llamamos la cafebrería. Esto lo usa mucho Péndulo, una cadena que hay en México, que tienen muy bien integrada lo que es cafetería con librería, que ellos llaman cafebrerías. Abrimos en Barranco, seguramente en agosto, junto a una cafetería que ya está funcionando, el bar Victoria, dentro del Centro Cultural Parra del Riego. Y estamos trabajando en un proyecto de cafetería en San Isidro.

—Para terminar, ¿por qué son importantes los libros?

—Para nosotros lo más importante es que se trata de materia de disfrute. Pensamos que si uno está en este mundo es para ser feliz, uno haga lo que haga, trabajar o estudiar, todo está orientado a buscar la felicidad. Y los libros, creemos, son un momento de felicidad a la mano. No necesitas mucho dinero o ser muy cultos.  

guillermo rivas en el local de surco de books & co. | Foto: cms.