Lo conocíamos por sus libros de microrrelatos –uno de ellos publicado en Chile–. Christian Solano sorprende gratamente ahora con la publicación de Una calma aparente (Animal de invierno, 2017), un conjunto de cuentos en el formato tradicional, por decirlo de alguna forma. Aquí, con buen pulso narrativo, Solano indaga en una Lima marginal en donde la calma puede ser solo aparente. A propósito de este libro surge esta charla. 

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR | Foto: CMS

–Te conocíamos como un autor de microficción, por tus dos libros anteriores. ¿Cómo así decides escribir este libro de cuentos de una extensión más tradicional, digamos?

–Sucede sólo que la publicación de los libros de microrrelatos se dio antes, fue circunstancial. Los cuentos de Una calma aparente los estuve escribiendo a lo largo de muchos años, incluso hay cuentos que son anteriores a los microrrelatos. Creo que, en todo caso, este era el momento del libro, quizá no hubiese tenido el recibimiento que ha tenido si me lo publicaban antes, en otras circunstancias, en otra editorial, con otras condiciones, con otros cuentos, porque los cuentos más recientes como “Familia” y “Parque de las leyendas” no habrían sido incluidos; definitivamente, el tratamiento del lenguaje en los personajes no sería el mismo. Sí, ese habría sido, sin lugar a dudas, otro libro, el tiempo le hizo bien.

–Los cuentos del libro recogen anécdotas aparentemente cotidianas e intrascendentes pero que revelan intensos dramas en realidad, lo que me hace pensar en el título: Una calma aparente, que además es uno de los cuentos del conjunto.

–Precisamente, el libro se titulaba así antes de que hubiese un cuento que llevara ese nombre. Y aquí debo resaltar el trabajo que hizo Leonardo Dolores, mi editor, sin su ojo y sus manos el libro no sería el que es: el cuento que cierra el conjunto se titulaba “Una temporada fuera”, y en el proceso de edición, a sugerencia suya, le cambiamos el nombre. Lo cierto es que el libro tiene como acicate las pequeñas violencias domésticas o las miserias internas en cada personaje, violencia familiar, machismo, desesperanza, estos son personajes que no tienen redención; y, claro, todo está enmarcado en una Lima caótica, peligrosa, cruda, que les salta a la cara, que se respira y que no sólo evidencia sino que radicaliza la tensión en cada cuento. El lector puede esperar encontrarse con una realidad nada apacible a la que se sugiere en el título del libro.

–Un tema que podríamos tomar como constante, porque aparece varias veces, el de la familia como punto de conflictos.

–Claro, esto es quizá el punto en común más evidente en relación con los primeros libros, es un tema que me interesa y me apasiona mucho. Muchos de estos cuentos los escribí antes de mi divorcio pero luego de pasar por ese proceso ya uno no puede afrontar los textos de la misma manera, el filtro cambia. Nuestras miserias como seres humanos siempre influyen en las de nuestros relatos, uno escribe desde un lugar donde no le afecte nada, todo nos pasa por encima, todo nos toca y todo nos sirve, desde luego, para continuar escribiendo. Al mismo tiempo la familia como punto de partida, el declive del núcleo familiar fue algo que he venido investigando para un proyecto de novela, además de buscarlo en otros libros, uno elige los libros que lee y le apasionan de acuerdo a intereses, la empatía o la abulia que se genera hacia algún libro se da precisamente por cómo estamos, por quiénes somos cuando los leemos.

–Lima es un personaje importante en el libro. Pero la Lima marginal, por decirlo de alguna manera.

–Exacto, como ya había comentado, Lima es una presencia en el libro. Precisas bien, no es una Lima a la que estamos acostumbrados en la Literatura por estos lados, no sólo hay lugares marginales (distritos como San Juan de Lurigancho o Comas, pero también zonas específicas como el Mega Plaza, Gamarra, el Parque de las leyendas) sino que hay mundos sobre los cuáles no se había puesto la atención, no quiero decir desaprovechados, porque no he hecho nada nuevo, sería pretencioso decirlo. En todo caso, diría que fijarme en un chofer de custer o un skater, por poner ejemplos concretos del libro, para trabajar un personaje ha sido una oportunidad enriquecedora.

–El cuento “Parque de las leyendas” puede tomarse como una crítica a esta fiebre por compartir todo por las redes sociales.

–Y eso es precisamente, tienes razón, ahora estamos tan pendientes de lo que sucede al interior de nuestro smartphone que nos perdemos de lo que sucede a nuestro alrededor y, como en el cuento, muchas veces pueden ocurrir desgracias. Pero ahí también está el otro lado del asunto y es que cuando suceden hacemos lo que sea por salir en la foto, por "cubrir" el hecho en lugar de ver la manera de ayudar, nos tomamos selfies, transmitimos en vivo, queremos tener la mayor cantidad de likes, nos volvemos mediáticos. En el cuento lo que importa es eso pero también hay una apuesta estética por el tratamiento del lenguaje. El llevar dos historias desesperanzadas en paralelo para que una encuentre resolución y la otra no, es algo que me sedujo al momento de escribir el cuento.

–Hablando de este cuento “Parque de las leyendas”, me parece que tiene un núcleo narrativo expansivo que hace pensar que podría desarrollarse en una novela. ¿Tienes en mente explorar los predios de la novela?

–Quizá sí sea como dices y es algo que no sólo me han dicho de este cuento sino del mismo Una calma aparente, pero de ser así ya no serían mis cuentos. Quizá si lo hubieras escrito tú otro sería el tratamiento, la extensión, el narrador, lo mismo en el caso de cualquier otro cuento. Esto es algo que nos sucede mucho como lectores. Me sucede a mi cuando termino de leer un cuento o una novela y me digo: yo hubiera terminado el cuento antes o lo hubiera llevado más allá o no le habría dado ese final o lo habría comenzado de manera distinta, le habría quitado tal o cuál parte, habría hecho que otro fuera el narrador o que no sea en primera persona sino en tercera. Como verás, en ese caso ya no sería lo que leí sino un cuento mío. Es el apasionamiento de lector. Pero respondiendo a tu pregunta final, como ya he comentado tengo un proyecto de novela para el que he venido investigando sobre el síndrome de alienación parental, que trata de todo lo que hacen los padres cuando se separan para poner a los hijos en contra del otro, de los trastornos que ocasiona en los hijos y las patologías que desarrollan los padres. Esa investigación también la he aprovechado en este libro y en los de microrrelatos. Porque los he venido trabajando en paralelo, no trabajo un sólo proyecto estrictamente, porque como escritor estoy atento a lo que me pasa a diario y cualquier cosa que me distraiga de lo que estoy escribiendo me puede llevar a escribir otra cosa. Quizá sea porque no soy muy disciplinado, lo cual en mi caso me ha funcionado, podría decir que quizá un poco a la fuerza porque no vivo de escribir (aún, como muchos escritores en el Perú) y eso hace que deba buscar tiempo para dedicarle a esto.

foto: csm.