No es fácil construir una sociedad creativa. Más aún si son dos artistas de probadísmo talento. La poeta y narradora Micaela Chirif y el ilustrador Gabriel Alayza lo han logrado. Y han demostrado complementarse de maravillas a través de libros como Buenas noches, Martina, En forma de palabras y Desayuno. Hace unas semanas, en la Feria Internacional del Libro, gracias a una acertada iniciativa de la editorial Polifonía –el sello peruano que da cátedra en álbumes ilustrados–, Micaela y Gabriel presentaron una nueva edición del libro En forma de palabras. Inmejorable pretexto para hablar con ellos.
Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR | Fotos: CMS
–¿Cómo surge En forma de palabras?
–Micaela: La idea inicial sale de otro libro que habíamos hecho, Buenas noches, Martina, que trata sobre una niña que está en su cuarto rodeada de un montón de objetos que la terminan acompañando a dormir. Y Mario (Montalbetti) me dijo: si eso pasara en mi escritorio lo único que habría serían palabras (risas). Entonces, en realidad salió de allí. Me dije qué paja, si en vez de haber una serie de objetos o de animales solo hubiera palabras. Por eso este libro trata sobre un niño que está rodeado de palabras…
–Un niño llamado Mario…
–Micaela: Sí (risas)
–Gabriel: Ya saben a quién hace homenaje (más risas).
–Tienen en su haber ya algunos trabajos juntos…
–Gabriel: Con Micaela trabajamos juntos más de 10 años. Hemos hecho tres proyectos y hemos reeditado algunos de ellos. No somos un equipo formal, pero operamos muy como equipo en el plano de la producción de libros.
–Hablando de equipo, cómo es el proceso creativo entre dos espíritus artísticos…
–Micaela: Dificultoso (risas). Es divertido…
–Gabriel: Divertido y largo…
–Micaela: Yo llego con una suerte de guion, porque como has visto los textos suelen ser muy breves en general. Hago una suerte de guion en general, y aunque no vaya a quedar esa imagen, tengo que pensar una imagen paro poder ser tan sintética con el texto. Luego, cuando empiezo a trabajar con Gabriel, a él se le ocurren un montón de otras ideas para las imágenes…
–Gabriel: Y siempre hay mucha discusión en el proceso. Allí sí se puede hablar de una co-autoría, porque en la manera más clásica y más torpe de producir este tipo de objetos es la de tener a un ilustrador a quien le das un estilo gráfico que probablemente venga de otra mano u otra referencia, le das un guion y éste simplemente reproduce los textos en gráficas. El ilustrador es básicamente un operador. Lo bonito con Micaela es que sí hay un espacio para que el ilustrador, que soy yo (risas) pueda discutir, buscar otras salidas. El contenido central del cuento nunca cambia, pero sí vemos de qué manera la estructura apoya mejor. Ahora estamos en un proyecto que nos ha tomado muchísimo no porque sea complicado sino porque le hemos dado un montón de vueltas.
–Micaela: Claro, lo que pasa es que en general tratamos de hacer los libros para que el resultado final pareciera hecho por una sola persona. Y para que parezca hecho por una sola persona, cuando está hecha por dos, hay que pasar un proceso que es un poco largo.
–En estos tiempos de celeridad, a los editores no les debe hacer mucha gracia que se alarguen los procesos…
–Gabriel: Sí, yo siento que en la contemporaneidad se premia la efectividad en los procesos y la efectividad muchas veces nos obliga a prescindir de la fineza, de lo sutil, de cosas fundamentales para poder construir la sensibilidad de un objeto cultural.
–Escribir para chicos supone, aunque algunos no lo crean, un gran reto…
–Micaela: Muchas veces se cree que la literatura infantil es un género menor. Uno puede pensar que es fácil escribir para niños. Y lo complicado es escribir algo que a ti te entusiasme y que al mismo tiempo tenga la sencillez necesaria como para que un chiquito bien chiquito pueda acceder sin problemas, por lo menos a un cierto nivel de lectura.
–Gabriel: Yo recuerdo mi propia experiencia de los libros ilustrados cuando era niño y recuerdo que había cosas estúpidas y aburridas en donde lo único que había era una enseñanza moral sin ningún contenido detrás. Pero por allí aparecían unos libros raros que a mí me parecían fascinantes, como por ejemplo de folclore ruso. Y era alucinante. Y había una riqueza que hace ver que los niños no son unos estúpidos y que los adultos no deben vivir simplemente generando esa suerte de halo de pureza cuando los niños son seres súper complejos, súper inteligentes, con menos barreras mentales que la mayoría de adultos.
–En tu caso, Gabriel, cómo decides el estilo, el tipo de trazo que deben tener las ilustraciones para cada libro.
–Gabriel: Siempre hay una discusión con Mica. Y lo que pasa es que así como ella propone un texto, yo lo que inicialmente propongo es una atmósfera desde el estilo. Y hay una pequeña negociación así como yo negocio la idea, si me parece o no tanto. Y sobre el estilo, lo que generalmente sucede es que tenemos un resultado desde los materiales y cómo vamos a usar esos materiales.
–El libro álbum está teniendo, me parece, aquí en el Perú cada vez más aceptación; de hecho se está produciendo más que antes.
–Micaela: Creo que sí, creo que el libro álbum se puede producir en cualquier lugar. Es bastante universal y se puede leer en cualquier sitio. Pero creo que el hecho de que se produzca un poco más de libro álbum acá, también genera un tipo de cercanía del público con ese formato o en todo caso se interese un poco más. Se necesita que la gente se familiarice con ese formato que se lee de una manera un poco distinta que los cuentos clásicos tradicionales y eso ayuda a que se expanda la lectoría de estos libros.