Demasiados son los mitos y las leyendas urbanas que giran en torno al suicidio. Y poco o nada se dice acerca del dolor de aquellas personas para quienes el suicidio se convierte en una realidad posible. Álvaro Valdivia Pareja, destacado psicólogo clínico, ha estudiado a fondo el tema y tiene la firme convicción de educar a la gente sobre el tema, derribando mitos. El acaba de publicar su segundo libro: Retos clínicos y sociales del suicidólogo (UPC, 2017) e inaugurar nuevo local de Sentido, centro peruano de suicidiología y prevención del suicidio, del cual es fundador y director (www.sentido.pe)  

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR | Foto: CMS

–Acaba de aparecer tu libro Retos clínicos y sociales del suicidólogo. Sin embargo, antes de hablar de este libro no podemos dejar de mencionar el anterior: Suidiología. Prevención, tratamiento psicológico e investigación de procesos suicidas. ¿Cómo surge este interés de abordar en ambos libros el tema del suicidio?

–Soy psicólogo clínico de profesión. Y cuando acabé la carrera de psicología hice una formación terapéutica cognitivo conductual. Mi tesis de licenciatura tenía que ver con temas ligados a suicidios. Por esa época hice una investigación de una población en particular de pacientes con problemas psicológicos graves y riesgo suicida. Y me empecé a meter bastante en el tema. Me interesó mucho. Y me di cuenta que durante mi formación universitaria jamás me hablaron de suicidio propiamente dicho. Más adelante me di cuenta que en esa época ya existía literatura, pero al Perú no había llegado. No teníamos información, ni artículos ni pappers. Había libros antiguos, de los 70, 80. Algunos manuales psiquiátricos, pero nada sobre suicidiología, que es una disciplina que existe desde hace muchísimo tiempo. Tuve la oportunidad de conocer a una persona que me comunicó acerca de una maestría sobre esto en Estocolmo, Suecia. Hice entontes esa maestría. Tratar el suicidio no es sólo atender un paciente en consultorio, es educar a la población.

–Ese interés educador te motiva a escribir ese primer libro…

–Sí, eso me motivó a escribir ese primer libro. Ahí lo que hice fue dar a conocer lo que es la suicidiología, desde tres puntos de vista, que son los más importantes: la perspectiva de la salud pública, la perspectiva clínica de los terapeutas y la investigación. Si bien es un libro que lo puede leer cualquier persona tiene cierto porcentaje para ayudar a terapeutas que no se han formado en suicidiología para que sepan qué es lo que tienen que hacer con un paciente suicida. Porque la forma con que se trabaja con ellos es bien distinta. El entrenamiento que recibimos en la universidad no es suficiente.

–Transcurren tres años y publicas este segundo libro…

–Pasaron tres años para escribir este libro. Me demoré más de la cuenta porque ha sido una aventura realmente escribir este libro. Cuando pasaron los años y me metí de lleno en mi trabajo de suicidiólogo me fui dando cuenta de algo que lo sabía de hace tiempo pero que no lo había aterrizado mucho: el suicidio no es solamente un problema psicológico, es un problema de salud pública. Por muchas razones. La principal, el número de suicidios. Al año mueren un montón de personas. Ha habido años en que han muerto más gente por suicidio que por guerra. Ya de entrada es un problema de salud pública. Como cualquier problema de salud pública tiene factores de riesgo, factores de protección. Me di cuenta, como te dije, que uno no puede quedarse en el consultorio. Y allí me inspiré para este libro.

–¿Qué querías señalar en este segundo libro? ¿Hacía dónde apuntas con él?

–Como el nombre lo dice “Retos clínicos del suicidólogo”, que soy yo, lo que quería plantear eran los retos que yo como profesional tengo en el momento de enfrentarme a ese tema, pero no sólo desde la perspectiva clínica, abordado en los primeros dos capítulos, sino de un monstruo que a mí me parece más grande que es el tema de la sociedad. En la psicología utilizamos mucho también la expresión de las emociones por medio del arte. Hay líneas de investigación con bases científicas que demuestran que hay formas de expresar emociones de manera terapéutica y que te ayudan a rehabilitarte. Lo mío es la escritura, siempre lo fue. Entonces, cuando empecé a escribir “Retos…”, lo que quise fue escribir un libro académico, pero también quería entregar una parte mía, una parte más personal. Por eso me demoré mucho más. Por ejemplo, en el primer capítulo lo que hago es contar lo que posiblemente son las experiencias más difíciles para un terapeuta, que son los pacientes suicidas crónicos, que tienen intentos de suicidios recurrentes, que tratan de morir y no lo logran, o que tienen intentos muy agresivos. Y hago una recapitulación con los pasos que un terapeuta debe seguir, que en parte lo expuse en el libro anterior, pero le añado lo que la experiencia me ha ido dando, además de lo técnico, que les puede ayudar a enfrentar el temor a la muerte del paciente. Y a la par tuve la necesidad de escribir un cuento para exteriorizar la angustia que yo sentía. Los cinco cuentos del libro son ficción; el primero es el único que tiene un componente mío, una experiencia que, claro, la he hecho más literaria. Es una experiencia mía en el límite de la vida y la muerte, no por un tema de que haya pensado suicidarme, sino por un tema externo a mí, pero que me hice entender la angustia de mis pacientes gracias a la angustia que yo sentí.

–Existen muchos mitos en torno al suicidio…

–Mucha gente piensa que el suicidio se da por depresión. Eso es falso, se da por muchas razones, no sólo por depresión.

–Comentabas que los medios no ayudan en ese sentido…

–La cantidad de morbo que hay en los medios de comunicación es terrible. Hace poco tiempo una chiquita saltó en Trujillo y no solamente filmaron su caída sino que publicaron la carta con la que se despedía de su familia, que es algo absolutamente privado. No sólo es la invasión a la privacidad, eso no es lo peor. Es la invasión al dolor. Y no queda allí: hacer comentarios deshumanizadores. He leído una serie de cosas que ni te imaginas, hasta cosas sexualizadas.

–Tu interés por el tema no sólo se queda en libros. Has abierto un centro llamado Sentido. Cuéntame un poco de qué se trata.

–Sentido es un centro peruano de suicidiología y prevención del suicidio. Yo veo pacientes de cualquier tipo de diagnóstico como psicólogo clínico. Pero a los que les ofrezco mayor énfasis es a los suicidas porque esa es mi formación. En Sentido hacemos cuatro cosas básicamente: terapia, individual y grupal; grupos de apoyo para el duelo, que son y siempre serán gratuitos; capacitaciones para profesionales; y vamos a hacer también una escuela de formación. Las escuelas de formación son lo que los psicólogos clínicos tenemos que hacer al acabar la carrera, formarnos uno o dos años más en una teoría que nos guste. Entonces, voy a ofrecer un año de formación en suicidiología para todos aquellos que quieran.  

alvaro valdivia presentó su nueva entrega en la feria del libro ricardo palma. / foto: archivo personal del autor.

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SENTIDO, centro peruano de suicidiología y prevención del suicidio. Teléfono: 232 0764. Web: www.sentido.pe. También lo pueden buscar en Facebook.