Los viajes, el mar, la memoria, son presencias recurrentes en la obra narrativa de Ezio Neyra. Luego de tres novelas –Habrá que hacer algo mientras tanto (2005), Todas mis muertes (2006) y Tsunami (2012)–, esos tópicos se mantienen en Pasajero en La Habana (Emecé, 2017), un libro en el que a través de un viaje a Cuba, el narrador reflexionará sobre su relación con las islas y con el mar. Un libro de no ficción con toques de ficción. Un libro que atrapa desde las primeras páginas y nos hace cómplices de las travesías de su narrador. A propósito de este nuevo libro, me reuní con Ezio en un café barranquino. 

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR | Foto: Archivo del autor

–Viajas a Cuba, pero tu primera idea eras escribir otro libro…

–Sí, fui a Cuba teniendo otro proyecto de libro: una novela que sucede entre Perú y Cuba. Entonces estaba escribiendo ese libro, pero también haciendo mucha investigación sobre todo para la segunda parte de ese libro que sucede en Cuba. Pero tenía problemas para escribir, no sentía que era un proyecto lo suficientemente consolidado, en términos de investigación, sobre todo, para continuar. Me trababa. Además, el clima me hacía difícil el escribir. Como cuento en este libro me costaba encontrar en La Habana un lugar donde pueda sentarme a escribir tranquilamente. Hasta que un día, tal como lo cuento en el libro, aparece este encendedor, que me habían regalado antes, y lo empiezo a revisar por primera vez con verdadera atención. Y veo la imagen de Cuba borroneada y eso me hizo pensar mi propia experiencia de ese tiempo en Cuba. Y me di cuenta que debía dejar el otro proyecto y voltear mi mirada a mi experiencia en Cuba.

–Una experiencia cubana que va más allá de Cuba y se extiende a otras islas…

–Sí, aunque originalmente iba a ser un libro sólo sobre la experiencia cubana, porque era un libro que se había pactado con otra editorial que publicaba libros sobre ciudades. Y cada ciudad escrita desde dos puntos de vista. Dos autores eran invitados para escribir sobre una ciudad determinada. En ese libro iba a aparecer el capítulo sobre las mudanzas. Cuando ese proyecto se cae, porque la editorial dejó de publicar, me quedé con ese capítulo. Y ahora que lo recuerdo, eso lo tenía listo antes de darme cuenta de la anécdota del encendedor. Fue el encendedor el que me hizo volver al capítulo que ya tenía escrito. Y de allí empecé a extenderme hacia otros temas, hacia otras islas en donde he estado. Porque Cuba misma, en la visión que encontré en el mapamundi y que de alguna manera está en el libro, era un archipiélago más que una sola isla. En ese conjunto de islas creía que podía incluir otras islas más para hacer crecer el conjunto. Y eso me lleva a los viajes y al mar, que para mí están muy asociados. En mi caso mis viajes son a lugares con mar o cercanos al mar.

–El mar que además es una presencia fuerte en tu literatura…

–Sí, ese tema está siempre presente. No sabría explicar por qué. Supongo que se debe a que en mi propia vida el mar ha estado siempre cerca. Siempre he tenido una relación cercana con el mar. Y como además el mar ha estado cercano a mí en mis años de crecimiento, mi infancia y adolescencia, de alguna forma mi memoria siempre está asociada con el mar. Memoria y mar son un mismo territorio.

–Ahora que mencionas la necesidad de abordar el libro sobre esas islas, pensaba que de alguna manera una de las islas del libro eras tú mismo…

–Sí, eso también creo que fue algo que se incorporó, la escritura desde un narrador aislado, escindido, Sí, un archipiélago también, de alguna manera. Fue también algo que surgió más adelante, durante la propia escritura. Y en ese sentido es un libro que me ha gustado mucho escribir, porque me da la impresión que de mis libros es el que menos he planeado, ¿sabes?, quizás porque no es una novela. Cuando escribo novelas estoy en un modo distinto, como que siempre estoy pensando mientras escribo en el libro en su totalidad, en toda la estructura novelística. En cambio acá nunca estuve en ese modo. En ese sentido creo que es un libro cuya escritura ha sido muy espontánea, no tan racionalizada, si se quiere. Y, claro, en esa libertad este tema de la propia decisión del narrador apareció y me gustó explorar. No es casualidad que muchos de los viajes del protagonista hayan sido a islas, ¿no? Era esa relación la que quería combinar: la isla como espacio geográfico y el propio aislamiento del protagonista.