La captura de dos peligros secuestradores, más la liberación de los tres rehenes, ha sido televisada en vivo. Sin embargo, aquellos imágenes que los noticieros se cansaron de repetir fueron, en realidad, un montaje orquestado por las autoridades mexicanas. Esta es la trama de Una novela criminal (Alfaguara, 2018), una historia basada en hechos reales con la que Jorge Volpi se hizo ganador del importante Premio Alfaguara de Novela 2018. Aprovechando su estadía en Lima para participar en la FIL, conversamos sobre esta reciente entrega.  

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR | Foto: CMS

–Me da curiosidad en qué momento decides escribir sobre ese acontecimiento público, ocurrido en México.

–Es una historia que me interesó desde el principio. No vivía en México cuando ocurrió. Tenía sí una relación muy cercana con Francia, en donde había vivido unos años. Luego regresé a México y me tocó ver más de cerca el conflicto diplomático entre México y Francia. La pelea de los presidentes Sarkozy y Calderón. Luego leí un par de libros muy buenos sobre el caso y me pareció que podía contarlo de otra manera, con las herramientas de la no ficción. Contar el caso completo. Y a partir de allí decidí hacerlo.

–¿Cómo fue el proceso de investigación?

–Primero leí el expediente. Serán unas 20 mil fojas. Empecé a hacer la investigación en otros archivos, viendo el material periodístico que se había publicado anteriormente, tanto audio visual como escrito, y luego entrevistas con los protagonistas.

–¿Cuánto tiempo te llevó hacer la investigación?

–Tres años.

–Una vez que tuviste todo ese caudal de información, cómo fue plasmarlo y estructurarlo en el libro…

–Eso fue otra de las partes más difíciles. De pronto tenía una gran cantidad de material. Conforme iba investigando iba haciendo el manuscrito. Y en algún momento tenía un manuscrito de 800 páginas. Ese manuscrito se lo di a leer a mis amigos más cercanos en quienes confío. Y me dijeron que era imposible, que era demasiado ardua la lectura. Fue entonces que decidí reescribir por completo el libro. Allí le di una perspectiva más literaria. Allí fue que apareció la primera persona que en la anterior versión no existía. Y terminó en esta versión final.

–¿Cómo así decides optar por la primera persona para narra el libro?

–Cuando tenía pensaba escribir el libro tenía dos modelos. Por un lado, A sangre fría de Truman Capote y el modelo de Operación masacre de Rodolfo Walsh. En A sangre fría el narrador no existe, está contado en tercera persona. Capote no aparece. Así es como la quería escribir, originalmente. Después de la lectura crítica de mis amigos, me di cuenta de que no funcionaba y fue así como decidí poner una primera persona, bastante discreta, pero quien va contando la historia.

–Una de las claves del libro, me parece, la planteas en el texto introductorio cuando recalcas la diferencia entre “tu ficción” y la “ficción de las autoridades”.

–Exacto. Allí está un poco el origen del libro. Por eso no podía contarlo como una novela normal, porque hubiera perdido ese elemento, parecería que la ficción es mía. Y aquí lo claro es que la ficción, las mentiras son de las autoridades.

–Lo inaudito de la situación podría hacer pensar, si uno no lee la nota aclaratoria, es lo sucedido es producto de tu imaginación de escritor.

–Exacto. Y, aun así, en México y en Francia se lee esta novela de una manera y en otros lugares se lee de otra manera, en donde no hay una relación directa entre el lector que recuerda los hechos y los compara. Un lector peruano la leerá de una manera distinta.

Mientras leía el libro no pude evitar recordar la célebre persecución policial que encabezó el ex presidente Fujimori de su socio y jefe de inteligencia, Vladimiro Montesinos. Resultó una puesta en escena impactante en la que se veía al presidente dirigiendo histriónicamente una false búsqueda…

–Sí, exacto. Es que hay muchas coincidencias con los países de América latina en este tipo de historias.

–Finalmente, ¿qué significa para ti haber ganado el Premio Alfaguara de Novela 2018?

–Creo que al libro le dio una vida completamente distinta. Por eso estoy muy contento. Sino seguramente se habría publicado, pero habría sido visto como un caso muy local, muy mexicano. Se habría publicado en México y habría tenido repercusión solo en México. Creo que el Premio, y el hecho que se publique en varios países, permite justamente observar lo que tú me estás diciendo: aunque sea un caso muy local, mexicano, tiene un paralelismo enorme con otros casos y con el sistema de justicia de prácticamente todos los países de América latina.