Escribe Carlos M. Sotomayor 

Lo primero que leí de Javier Cercas, motivado por un artículo elogioso de Mario Vargas Llosa, fue Soldados de Salamina. Estupenda novela. Me cautivó. No solo por la historia que se cuenta, la de Rafael Sánchez Mazas –a quien un soldado republicano, anónimo, le perdona la vida a pesar de que le ordenasen fusilarlo–, sino, sobre todo, por la manera de encarar la escritura de esa novela histórica, a partir de una pesquisa en el presente, emprendida por el narrador, un joven periodista. Leí luego algunas otras novelas posteriores y aunque disfruté mucho, entre ellas, Las leyes de la frontera, confieso que empezó a fatigarme una suerte de repetición: tomar un personaje de la realidad y contar su historia por un narrador en tercera persona que va construyendo la historia mientras la investiga.

Terra Alta, la más reciente novela de Cercas –ganadora del Premio Planeta 2019–, no solo me parece una muy buena novela, sino que se aleja totalmente de lo que había venido escribiendo el autor español. Aquí, el protagonismo nace de la ficción enteramente. Se trata de Melchor Marín, un policía de investigación. La estructura, funcional para los propósitos del autor, nos presenta dos espacios temporales que se van intercalando: el presente, que sitúa a Melchor en Terra Alta al inicio de un imbricado caso de asesinato que deberá resolver; y, por otro lado, unos saltos de tiempo, al pasado, para ir descubriendo el origen de este personaje.

La novela arranca, en clave policial, con el terrible crimen de la pareja de ancianos de apellido Adell, adinerados dueños de Gráficas Adell. Melchor deberá resolver ese caso, con ayuda de un equipo de colegas designados para el caso. Pero, por otro lado, como ya dije, corre otra historia, en otro tiempo: la infancia de Melchor, en Badalona, ciudad obrera limítrofe con Barcelona. Hijo de una prostituta, jamás supo la identidad del padre. Adolescente díscolo, no pasó mucho tiempo para que terminara dentro de un cartel del narcotráfico. Hasta que cae preso. Aquí pasan dos situaciones importantes para el futuro del protagonista: el asesinato de su madre, que no halla responsables, y que determinará su decisión de ser policía para encontrar a los asesinos; y, por otro lado, leer, gracias la recomendación de un preso lector: Los miserables de Víctor Hugo. Y su identificación, no con Jean Valjean sino con el inspector Javert.

A través de Javert, Melchor construye su base ética. Así, la novela gira en torno a temas como la justicia, pero también la venganza. Cercas domina la tensión narrativa para mantenernos atentos a la historia, a través de personajes estupendamente construidos. Sobre todo, Melchor, un tipo duro que se redimió para convertirse en un policía recto (aunque como Valjean, con un pasado oscuro). Pero también, la novela de Cercas plantea la búsqueda, o más bien el encontrar, una patria, un lugar en el mundo, que es lo que encuentra finalmente Melchor. Y que se revela al final.